La okroshka es una sopa fría muy popular en la gastronomía rusa. proviene del ruso “kroshit” (крошить) que significa picar (en pequeñas partes).
Los ingredientes para preparar este platillo son verduras crudas como pepinos, cebollas de primavera o cambray, como las conocemos en México; rábano, patatas cocidas, huevo y jamón. Estos ingredientes son bañados, ya sea con kvas, bebida rusa fermentada compuesta por harina de trigo, centeno, cebada, y pan negro; otra alternativa recurrente es el kéfir, un producto lácteo parecido al yogur. Como toque final, algunas personas gustan de agregar sobre la superficie una cucharada de smetana (un tipo de nata de sabor amargo), o de mostaza rusa.
Para su elaboración, es necesario picar finamente cada uno de los ingredientes y enseguida bañarlos del kvas o el kéfir; la proporción es similar al cereal con la leche para que las verduras conserven su consistencia crujiente.
Esta sopa es consumida mayormente en verano, sin embargo, su origen va más allá de la intención de tener un platillo para los días soleados.
Previo a la aparición del motor de vapor, los Burlaki eran los transportistas encargados de remolcar desde la orilla los barcos que navegaban por el Volga. Debido a las condiciones precarias en que desempeñaban su labor, su alimentación se basaba en papillas de cereales y de una especie de sopa que consistía de kvas y pescado seco desmigado. En la actualidad, en lugar de pescado, se le añaden verduras y carne.