En Rusia, como en otras culturas, hay leyendas sobre brujas en el bosque. Baba Yaga es un personaje de la mitología eslava antigua que vive en una cabaña en el bosque, la cual se sostiene sobre dos patas de pollo y está rodeada por una valla de huesos humanos, con cráneos que se iluminan por la noche. La anciana tiene, a su vez, piernas descarnadas.
Como todas las brujas, ostenta un mortero y una escoba para volar, y puede transformarse a voluntad en muchas cosas. Al mismo tiempo, posee la habilidad de distinguir el alma rusa en sus invitados. En la historia más común, Baba Yaga es visitada por Vasilisa, la Bella, quien necesita traer fuego a la choza de su madrastra y, después de trabajar para ella, la bruja le da uno de los cráneos que contienen fuego. Gracias al trabajo arduo que realizó para Baba Yaga, Vasilisa se convierte en una confeccionadora de ropa muy diestra y su fama llega a oídos del zar, quien se casa con ella.
El compositor Modest Músorgski retrató la cabaña de Baba Yaga en el penúltimo movimiento de su suite para piano “Cuadros de exposición” (1874) a partir de la pintura de Viktor Hartmann. La composición cuenta con una versión orquestal, presentada en abril de 2016 en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, a cargo del director serbio Srba Dinic.
(Autor: Rainer Matos)